Recién llegados.

Ni siquiera la curiosidad de saber qué es lo que se supone que iba a preparar lo llevaron a abrir la boca, aunque suprimió la mueca de inconformidad cuando sacó la canela en completo silencio para dejársela a un lado y poder recargarse de espaldas contra el mueble de brazos cruzados, inspeccionando silenciosamente que nada fuera realmente a explotar.

-Hablas como si fueras toda una cocinera experimentada..., y ni quién fuera a creer que apenas ayer comenzaste a vivir... –comentó como a la nada, muy consiente de que era imposible de que a los pets los pusieran a hacer labores domesticas en aquella tienda donde la había recogido.

*Cuando oyó el último comentario todo movimiento en ella cesó,incluida su respiración o el parpadeo e inclusive el constante vaivén de sus orejas.Luego de la pausa volteó los huevos y continuó cortando el tomate aún más rápido,a veces poniendo en duda si había retraido los dedos o simplemente habían desaparecido entre los trozos de tomate.
Luego fue por un plato para dejar la tortilla que acababa de hacerse,mientras pensaba como un hombre podía ser tan despectivo.*
-"Hablas como si fueras toda una cocinera experimentada..., y ni quién fuera a creer que apenas ayer comenzaste a vivir... "-
*Quitó la tortilla con suavidad y la dejó en el plato para luego repetir el procedimiento inicial,mientras el comentario anterior rebotaba en su cabeza.Comenzó a cortar un trozo de jamón cuando ya estaba bastante molesta y pensaba que estaba cortando...bueno,cosas que no podemos repetir en este horario.*

No notó ni el instante en que el muchacho se posó tras de ella, mucho menos cuando pasó las manos por sus brazos rozándolos muy superficialmente, hasta que pudo sostener las pequeñas manos de la conejita entre las suyas, sólo un instante, en los que le besaba la mejilla quedamente para más tarde bajar a hacer lo mismo con su cuello, sonriendo divertido para sus adentros. Le había tocado una niña de carácter medio especial, pero eso es lo que haría la relación interesante.

-... Relájate, y recuerda... No debes de quedarte callada –le susurró al oído, separándose instantes después para dejarla continuar su labor–. Ya vengo –anunció ya más audible, dándose la vuelta para encaminarse a la habitación en busca de aprovechar que la rubia estaba ocupada como para ir a espiarle y ver dónde escondería esta vez la cartera.

*Se encogió de hombros y luego miró el techo,con la mente dispersa. Ciertamente el chico no era malo y no le parecía amenazante,pero a veces era tan...tan,tan!!...*
-...Hombre!-
*Completó la idea en voz alta, algo indignada pero a la vez divertida al darse cuenta de todas las cosas que empezaba a sentir. Retiró la última tortilla de la sartén y la dejó en un plato junto al otro que ya había servido, luego poniéndoles el tomate y el jamón para acabar de preparar el desayuno.
Cuando hubo acabado se llevó las manos a la cintura,contemplando su primera obra culinaria,sonriente.*
-No es cocina cinco estrellas, pero creo que servira para el desayuno.-
*Llevó las cosas a la mesa y sirvió algo de jugo, pensando más que nada si podía hacer que Seishirô se atorara de nuevo.*
-Sei-kun!,el desyuno está servido!-
*Gritó alegremente, esperando que el chico viniera a sentarse a la mesa.*

Sin prisa alguna llegaría el muchacho minutos después, suspirando en silencio ante el alivio que representaba tener su cartera bajo llave. Sonaba exagerado, pero más valía ser prevenido, no quería quedarse pobre tan rápido, y debía lograr que su cheque le rindiera. Pero apenas regresó a la cocina se quedó de pie frente a la conejita, algo más despejado, casi en blanco. Sí, quizás fuera una pequeña traba, pero valdría la pena.

-Ten –le sonrió al momento en que se acercó hasta ella, colocándole sobre la cabeza la correa que al instante rodeó su cuello y dejó al descubierto el pequeño y practico celular que de ella pendía, un Pantech PG 1410, casi nuevo–. Es para ti, es mi viejo celular... no lo usé mucho pero... sirve para lo que quiero. Quiero que lo lleves contigo a cualquier lado –señaló alzando el dedo índice frente a ella, como quien da una cátedra–, así podré localizarte y tú podrás avisarme si algo te pasa y estás sola, mi número está ya en la memoria. ¿Está bien?

-¡Genial!-
*Dijo tomando en artefacto entre sus manos, emocionada. Le parecía un juguete nuevo, una variación bonita del artefacto feo con que la chica de la tienda pedía pizza y luego se la traía.*
-¿Si me pasa algo como que?-
*Inquirió de pronto, pensando que sería exageración llamarlo si se tropezaba o tenía hambre.Alzó el celular frente a su rostro asiendolo por la correa.*
-Por que me pueden pasar muchas cosas; dudo mucho que te guste que te llame a la escuela por que estoy necesitada de cariño o no puedo desatascar el queso de la videocasetera.-