Llegando! owó

Tocaron la puerta y me dirigí a abrirla, al hacerlo logro ver a un chico con los ojos vendados, una mordaza puesta y atado de manos. --Debe ser el Pet... --. Lo tomé por los hombros y lo dirigí hacia la sala e hice que se sentara en uno de los sillones. Me percaté de que salían pequeños quejidos de su boca, estiré mis manos hacia él y me dispuse a quitarle la mordaza, que salió con algo de su saliva.
- ¿Estás bien? - Lo miré algo extrañado... aún así era, muy lindo.
Saqué un pañuelo y le limpié el poco de saliva que caía por su mentón.

- Sí, por nada...
Seguí limpiándolo, cuando mi mano se dirigió a su oido. --Se supone que debo quitársela.--.
- Permíteme un momento.
Llevé mis dos manos hacia su nuca y saqué la venda que llevaba puesta. Se la saqué. Sus ojos se abrieron lentamente, unos grandes y hermosos ojos castaños. Me sonrojé un poco. --Quién iva a pensar que un kyūketsuki se vería así, ah demonios...--. Nos quedamos mirando un rato a los ojos, no soporté sus ojos en los míos y volteé la mirada.
- ¿Q-Quisieras algo de comer? Debes estar hambriento, supongo... . -Aún con la mirada apartada.

Se acercó. Nuestras miradas juntas.
- ¡Ah! N-No... nada. Está bien si no tienes hambre.
Lo quedé mirando fijo otra vez, él estaba levemente sonrojado. --Es un kyūketsuki, ellos beben "eso", por algo mismo lo escojí... esas criaturas han empezado a interesarme, creo que aún más que los demonios. Tal vez, él...--
- Dime... -Aún mirándolo fijo, tratando de "reponerme"- ¿Ya has bebido sangre?. -Hice una pequeña pausa.- Perdona la pregunta pero, tengo entendido que sin eso no estarás muy bien.

- Entiendo.
Me acerqué, y comenzé a desatarle las manos, nuestras frentes chocaron. Pude sentir que estaba muy caliente, estaba rojo, --Que lindo.--.
- Disculpa la demora en presentarme, soy Arthur, ¿cuál es el tuyo?. -Le dije mientras lo desataba-
--Aunque ya lo sé, quisiera escucharlo de él mismo--

Me tomó por sorpresa su pregunta, pero a la vez sentí alivio. --...--.
- Sí... está bien.
Le correspondí la sonrisa. No pude evitarlo. Mis brazos rodearon su espalda, con suavidad, lo atraje hacia mí. Hundí mi cabeza entre aquel espacio entre su cuello y su hombro. --Huele tan bien...--.

Sentí que lloraba, bueno eran sollozos pero me exalté un poco de aquel momento. Levanté la cabeza, me separé un poco de él, de modo de tenerlo frente. Lo tomé con delicadeza por los hombros y lo miré algo preocupado.
- ¿Estás... estás bien?.
Pasé, despacio, mi mano por sus ojos de modo que secaba sus lágrimas.
- No llores...
Me acerqué más a él, rozé sus labios con los míos. --Maldición... no creo poder controlarme...--. Me separé un poco de él, no quiera hacer cosas con las que luego llegue a odiarme.

Sonreí, me gustó verlo así. --...Quiero más. Más...--. Llevé mis manos a su rostro. Lo atraje hacia mí, tener su boca algo entreabierta, enfrente, me insitó aún más.
Lo besé, jugeteé con sus labios pasando mi lengua por ellos, delineandolos, saboreándolos. --Sabe tan tan bien.--.
Lo recosté un poco en el sillón.

Continué con ese beso. Me entraron ganas de saborearlo más. Introducí mi lengua en su boca, rozando la suya, aquel encuentro realmente me excitó.
Lo acosté por completo en el sillón, lo tomé por la nuca haciendo que el beso se hiciese más profundo.
--Mi lengua jugando con la suya...--. Tan sabroso.
Me separé de aquel beso, no con muchas ganas. Subí mi rostro hacia su oido, lo lamí. Comenzé a bajar por su cuello, lamiéndolo, como quien crea un camino. Introducí mi mano dentro de su ropa de la parte superior, acto seguido lo volví a besar.

Sentí sus manos rodando mi cuello, cosa que me gustó. Tomé un poco más de "confianza" y poco a poco fui desabrochando la camisa que llevaba puesta, la abrí. Besé su cuello, sus hombros, su pecho, lamí sus pesones. Sus gemidos se dejaron oir, me encantó. Lo besé nuevamente, mientras mis manos recorrían su cuerpo, acariciándolo, desabroché sus jeans. Llegaba a aquella parte que tanto quería.

Desabroché sus jeans, metí la mano dentro y comencé a masturbarlo. Lo seguía besando, bajando por su cuello, su pecho.
Bajé hacia sus caderas y probé su miembro, una y otra vez lo saboreé, aquella suave textura y delicioso sabor.

Lamí mi mano. Me acerqué a su rostro.
- ¿Puedo...?
Estaba ansioso por entrar. --No creo poder resistirme...--

Sonreí ante su respuesta. Introducí un dedo en su entrada, luego otro, comenzé a profundizar de modo que dilate el agujero. --No creo que esté bien hacerlo aquí... pero bueno, ya no puedo parar.--.





OFF: Pido mil disculpas por desaparecerme u_u, Hime si puedes avanzas el "acto" ¿sí?, esque no sé de aquí a cuándo podré postear, he posteado muy poco T_T, no tengo tiempo. Cuidate.