~..Residencia Kosei..~

Levantó la cabeza al sentir que le acariciaba el cabello y sonrió levemente. La animaban esa clase de “mimos”. Era tan fácil de complacer.

-Nunca haría algo que moleste a mi amo.- dijo con calma mientras lo observaba atentamente, para luego sonreír y abrazarlo. –¿Qué haremos ahora amo?- Preguntó mientras alzaba el rostro para verlo atentamente, posando el mentón en su pecho. Posteriormente volvió a hundir el rostro entre sus prendas, disfrutando de su aroma. Era tan agradable.

Con la mirada clavada en ella, miro la acción que efectuaba pegándose a mi… tomando levemente mis ropas, escondiendo su rostro en esta… me sentía encantado por el trato que ella me daba en verdad paresia un hermano mayor, aunque lo que yo le tenia que hacer ante de 10 días no era algo que seres tan familiarizados hicieran.

- Iremos a comprar unas cosas y volveremos te párese ¿? –

Con algo de curiosidad le pregunto, no quería dejarla sola en la casa, seguramente ella se iba a aburrir de esperarme, además la necesitaba para que ella me ayudara a escoger un poco de ropa, ya que no sabia mucho sobre ropa femenina y menos aun la ropa interior, lo cual en solo pensarlo me ponía nervioso, pensar que estaría con ella me daba mucha pena, aunque ya no era virgen desde hacia tiempo, no me importaba por que yo solo andaba con mujeres sin amor o cariño… eso había sido una asquerosa etapa en la que solo pensaba en mis relaciones carnales, me daba vergüenza a mi mismo… en solo volver a recordar las cosas que había llegado a hacer.

- Quiero que te pruebes algo de ropa y eso… ya que yo no tengo idea de eso… y si quieres te comprare algún juguete que quieras… como regalo por la ayuda que me diste en el baño. –

Sonrió animadamente, mientras que le doy un fuerte abrazo sin lastimarla… rodeándola mis brazos por su cintura, alzándola un poco en el aire ya que yo era un poco más alto que ella. La bajo al instante para luego alejarme un poco de Misha y verla a la cara, tomando con mi mano su mentón, para ver sus hermosos ojos que tanto me gustaban… tenía un brillo especial.

- Dime Misha… aparte de la ropa y el juguetito, que mas te gustaría tener ¿?... algún shampoo o loción, yo no se mucho sobre las “mascotas”… lo siento.

Algo triste bajo la mirada, sacando mi mano de su mentón… dando rápidamente unos pasos hacia la entrada de mi habitación, no quería que ella supiera que era un “fracasado” para algunas cosas, lo que tenia de bueno era que aprendía rápido, aunque a veces podría llegar a hacer las cosas terriblemente mal… solo suspiro, mientras que esperaba a que Misha me siguiera… ese seria un día muy largo.

-¿Ropa?- Preguntó mientras sonreía levemente. Quería regalarle cosas. ¡Que amable era su amo! Sonrió animada y se colgó de su cuello de buen humor. –Está bien, amo.- Musitó animada mientras se colgaba de su cuello. Luego escondió el rostro con calma, inhalando su colonia. Olía tan bien.

-Amo… va a ayudarme a… elegir?- Susurró con suavidad en un tono significativo, dando a entender bien a qué se refería. Si, hablaba de que él escogiera un conjunto de ropa interior que le gustara para que ella usara. Quería complacerlo.

Sonrió animadamente al ver como ella acepta mi sugerencia sobre la nueva ropa que deseaba comprarle… al ver que no llevaba nada mas me daba algo de pena siempre verla con esa ropa, si iba a vivir conmigo, no iba a permitir que le faltara nada, la abraso fuertemente, mientras que me escondo a un lado de su cuello, oliendo su rico aroma, me gustaba mucho, al punto de volverme loco… pero tenia que controlar mi deseo, debía tratarla como una verdadera mujer, ella no se merecía nada malo.

- Claro que te ayudare a comprarte ropa… -

Le digo animadamente, mientras que aun estaba oculto entre sus cabellos, me separo de ella de un momento a otro, tomándola de los hombros… mientras que la miraba a los ojos con algo de ternura en ellos, se veía muy hermosa con esa expresión tan inocente y dulce.

- Sos muy hermosa Misha… -

Confieso algo avergonzado, soltándola rápidamente, dando unos cuantos pasos hacia atrás por la pena que me había dado, se podía notar en mis mejillas un leve sonrojo color carmesí, me empezaban a arder un poco… no se por que actuaba tan infantilmente, ya era todo un hombre y debía actuar como tal, no podía perderme en la mirada de Misha así como así… no era correcto, ella seguramente pensaría cosas malas sobre mi… yo solo deseaba darle algo de afecto para que supiera que estaba segura a mi lado, no quería aprovecharme de su generosidad.

Sonrió animada al escuchar su respuesta. Finalmente lo observó cuando se apartó, sonrojándose levemente. La creía bonita… Sonrió animada y dio un par de pasos hasta estar cerca de él de nuevo y lo abrazó por el cuello, poniéndose de puntas de pie para besarlo con suavidad.

En verdad se creía afortunada de tener un amo tan amable. No lo merecía, pero estaba feliz. Lo continuó besando con calma, apartándose luego de un segundo. Posteriormente posó la cabeza en su hombro.

-Gracias, amo.- Susurró con suavidad mientras cerraba los ojos.

Siento como ella se acerca a mi nuevamente, besándome en los labios como si nada, yo por mi parte estaba algo atontado sus labios se sentían tan suaves y dulces, en verdad era como yo me imaginaba, aunque no sabia por que lo había, era su forma de agradecerme por ser amable con ella… o solo por que deseaba hacerlo de verdad.

Misha… espe…


No pude terminar de decir la frase… por que ella me volvía a besar en los labios callándome como si nada, sin poder resistirme la abraso por la cintura atrayéndola hacia mi con mucha delicadeza, podía ver como a ella le costaba llegar hasta mi rostro, por lo cual la alzo en el aire, “obligándola” a rodear mi cintura con sus piernas. Rápidamente y sin despegarme de su beso introduzco mi lengua dentro de su boca, mientras que iba caminando hacia donde se encontraba mi gran cama matrimonial, me separo un poco de ella por falta de oxigeno, mientras que la dejaba acostada sobre esta.

Lo siento… ya no puedo evitarlo.

Le digo con una media sonrisa de lado, mientras que me subía “encima” suyo, arrodillándome en la cama, sentándome en sus piernas, observándola unos cuantos minutos. Para luego acercarme lentamente a su cuello, escondiéndome entre sus cabellos, empezando a lamer con la punta de mi lengua su suave y fino cuello, el cual largaba un dulce aroma que me excitaba demasiado.

Lo contempló sonrojada cuando la recostó en la cama, sonriendo con dulzura al verlo acomodarse sobre ella. Le acarició el rostro con suavidad, enredando los dedos en su cabello. Suspiró al sentir su respiración en su cuello, acabando por reírse cando empezó a lamerlo. Le hacía cosquillas.

-Es tan tierno, amo.- Dijo por lo bajo, mientras se acomodaba para darle mas espacio en su cuello. Era una sensación agradable y se sentía muy bien. Se acomodó abrazándolo, mientras pasaba una mano por debajo de su remera, acariciando su espalda. Recorrió su columna vertebral con la punta de los dedos. Él era tan perfecto.

Sigo lamiendo lentamente su cuello, ahora dándole pequeños mordiscos dejándole un par de marcas al paso… no podía creer lo que le estaba haciendo a la pobre Misha, pero ya no podía aguantar el deseo de besarla y probar cada rincón de su cuerpo… me voy alejando un poco de su cuello para ir hacia su rostro, pegando mi frente con la de ella, quedando a un par de milímetros de distancia.

- Te deseo Misha… -

Le afirmo, para luego volver a besarla en los labios con excitación, mi cuerpo ardía por cualquier cosa que ella hiciera, sentir como me tocaba mi espalda, acariciándome con sus suaves dedos, me hacia quemarme por dentro… lentamente empiezo a bajar mis manos hacia su camisa… comenzando a desabrochar botón por botón, hasta llegar al botón de arriba del todo.

- Quieres que pare ¿? –

Le pregunto con algo de duda, mientras que abría su camisa, Luego de sacarle el ultimo botón. Le saco la camisa sin esperar mas para luego tirarla hacia el suelo, aunque le preguntaba si quería que parara no podía hacerlo, si ella se negaba tendría que olvidarme de todo y controlarme nuevamente como antes.

Lo observó callada cuando escuchó su pregunta. No comprendía por qué se disculpaba. Estaba bien que lo hiciera. El hecho de que la deseara la llenaba de dicha, la hacía sentir feliz, querida. Suspiró y cerró los ojos cuando sintió su camisa deslizarse.

-No, no quiero que se detenga, amo.- Dijo por lo bajo mientras lo abrazaba, haciendo que se pegara a ella. –Al contrario… me hace… feliz.- Susurró